¿Atravesando un desierto?

¿Afrontando una prueba?

Casi todos tememos enfrentar pruebas; no queremos cruzar el desierto.

¿Por qué el desierto, si en el desierto hay dolor?

Sencillo, la fe tiene que ser probada. 

La fe de ustedes es como el oro que tiene que probarse por medio del fuego. Así también su fe, que vale mucho más que el oro, tiene que probarse por medio de los problemas y, si es aprobada, recibirá gloria y honor cuando Jesucristo aparezca. 1 Pedro 1:7

Crecer duele, graduarse requiere de esfuerzos y desvelos.

“No hay crecimiento, sin cambio, no hay cambio sin perdida, no hay perdida sin dolor” R. Warren

Muchos padres evitan que sus hijos atraviesen el desierto a toda costa; sus hijos desde lejos con tono despectivo le dicen adiós a la sed que produce el desierto.

Esos padres desembarcan a sus hijos en una tierra prometida que nunca conquistaron, solo para que sus hijos se encuentren con la frustración y la desilusión de una tierra para la cual no se prepararon.

La tierra prometida se disfruta solo si se conquista, si estás preparado y capacitado para tomarla. Esa preparación la da el desierto. 

EL DESIERTO DE LA FE: Es el que capacita, el que entrena. El que te sube a otro nivel, El desierto de la fe es el que te lleva a la tierra prometida.

Existe otro desierto, es EL DESIERTO DE LA INCREDULIDAD, tú lo escoges como consecuencia de la desobediencia. Este es un desierto que conduce a la derrota y a una vida infructuosa 

¡Escoge el de la fe!

Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera. En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo.  1 Pedro 4:12-13  

En el paso por el desierto, Dios está contigo. Te van a quedar cicatrices, ¡es un galardón!

La prueba siempre te llevará a un lugar más alto, la prueba demostrará de que estás hecho, lo que se prueba es tu fe, si lo que hay en ti es oro, la prueba no te quemará, sino que saldrás aprobado y capacitado para dar mucho fruto.

Oremos:

Señor hoy escojo la prueba de la fe y te agradezco por ella, porque tu Dios siempre estás conmigo, nunca me dejarás, jamás me abandonarás, quiero salir de este desierto aprobado y galardonado, en Cristo Jesús.

Amén       

2 Comments

  1. María Eugenia Sáenz Quintero

    Amén amén.
    Me aferré y acepte a Jesús en mi corazón en el desierto.
    Y he permanecido porque solo con su ayuda puedo vivir, el camino que he recorrido no ha sido fácil pero mi fe y esperanza en el Señor me sostiene.

    1. Saenz Solano

      Amén

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Necesitas ayuda?