Cobren ánimo y ármense de valor,
todos los que en el Señor esperan. Salmos 31:24
¿Te has sentido desanimado, afligido, encerrado, acorralado en un cerco que no tiene salida, sientes que Dios no responde tus oraciones, estás con el corazón roto o deprimido por las circunstancias de la vida?
Si te sientes así o te has sentido así y hasta has culpado a Dios, ¡tranquilo!, No eres el único, yo también me he sentido así.
Y la pregunta es ¿Qué hacer?
¿Qué hacer con mis emociones, con ese sentimiento de desánimo?
Recuerdan la historia de David y Goliat.
David como todo el ejercito israelita enfrentaban la misma situación, había un gigante que los amenazaba a todos.
El ejercito veía el gigante con relación a ellos mismos, pero David veía al gigante con relación a Dios.
¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente? 1 Samuel 17:26
¿Quién veía la situación como realmente era?
No es tu entorno, ni tus circunstancias lo que determina como te sientes, sino tu visión de ellas.
¿Puede la fe en Dios marcar esa diferencia en nuestras vidas? ¡claro que sí! Y no se trata de una fe ciega, se trata de reconocer lo que es la verdad.
Tu no puedes cambiar las circunstancias, pero si puedes cambiar la forma de pensar.
Puede que nos sintamos desanimados, descorazonados, abatidos:
Cuando siento miedo,
pongo en ti mi confianza.
Confío en Dios y alabo su palabra;
confío en Dios y no siento miedo.
¿Qué puede hacerme un simple mortal? Salmos 56:3-4
¿Qué hacer con las emociones? ¿Qué hacer cuando venga el desánimo?
Aunque no podemos controlar nuestras emociones directamente, estas suelen ser el resultado de lo que creemos o escogemos pensar.
SI LO QUE CREEMOS NO CORRESPONDE A LA VERDAD, ENTONCES LO QUE SENTIMOS NO REFLEJARÁ LA REALIDAD.
No reprimas tus emociones, ni tampoco las expreses de manera que dañes a otros; se honesto con tus emociones como lo hizo Cristo en Getsemaní “es tal la angustia que me invade que me siento morir”.
Mira las circunstancias con relación a Dios y no con relación a ti mismo. Tal vez las circunstancias no cambien, pero tu estarás en paz y de esa manera podrás derrotar el gigante.
¡Cobra animo Dios tiene el control!
Oremos:
Amado Padre Celestial, hoy decido ser transformado mediante la renovación de mi mente solo así podré comprobar que tu voluntad es buena, es agradable y es perfecta.
En el Nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Amén