El profeta Hageo escribió:
Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no quedan satisfechos; beben, pero no llegan a saciarse; se visten, pero no logran abrigarse; y al jornalero se le va su salario como por saco roto. Hageo 1:2-6
¿Y cuál es la razón de esto?
Construyen casas lujosas para ustedes, mientras que la casa del Señor está en ruinas.
Sin Cristo, tu lujoso palacio estará en ruinas; con Cristo, una casa pequeña será un palacio.
El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, Hechos 17:24
Y el mismo Salomón cuando terminó de construir el majestuoso templo exclamó:
Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 1 Reyes 8:27
Los grandes y ostentosos edificios en ocasiones solo sirven para exaltar y alabar al hombre que los construyó.
¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? 1 corintios 6:19
Eres templo del Espíritu Santo y Cristo es el cimiento.
Cristo es la Roca y el fundamento donde se edifica el templo.
¿COMO ESTÁ TU TEMPLO?
¿CUAL ES TU CIMIENTO?
¿QUE NECESITAS RECONSTRUIR?
Dios te está desafiando a reconstruir lo más importante, lo que lo que trascenderá.
Dios te está animado a reconstruir tu vida espiritual y como un Padre amoroso te promete:
El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el Señor Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz, afirma el Señor Todopoderoso.
Sin Cristo, tu lujoso palacio estará en ruinas; con Cristo, una casa pequeña será un palacio.
Oremos:
Amado Padre celestial, reconozco que sin ti mi vida está vacía, hoy decido amarte Jesús por encima de todo y reconstruir mi vida espiritual. Acepto el desafío de la reconstrucción.
Amén